Cuando uno se plantea hacer una reforma integral en casa, lo primero que suele venir a la cabeza es el cambio estético: tirar tabiques, renovar la cocina, cambiar el suelo o modernizar el baño. Todo eso está muy bien. Pero lo que muchos todavía no consideran —y deberían— es que una reforma integral de una vivienda unifamiliar también es el mejor momento para hacer que tu vivienda consuma menos energía y, por tanto, que tú pagues menos cada mes.
Llevo años metido en obras, viendo cómo las casas envejecen, cómo pierden calor en invierno y se calientan en exceso en verano, cómo los sistemas eléctricos no están preparados para los nuevos consumos… Y también he visto cómo, con decisiones inteligentes durante una reforma, se puede transformar una vivienda normal en un espacio eficiente, cómodo y preparado para el futuro.
Reformar no es solo cambiar, es mejorar
Cuando levantamos suelos, desmontamos falsos techos o picamos paredes, tenemos acceso a zonas que normalmente no se ven. Eso nos da la oportunidad de hacer cosas que en otro momento serían muy costosas o directamente imposibles.
Por ejemplo:
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Aislar térmicamente las paredes y el techo desde el interior.
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Revisar y mejorar la instalación eléctrica, pensando en la posibilidad de añadir paneles solares o cargadores para coches eléctricos.
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Instalar ventanas de alta eficiencia energética, que impidan las fugas de temperatura.
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Rediseñar el sistema de climatización con bombas de calor o suelo radiante de bajo consumo.
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Aprovechar la orientación de la casa para mejorar la entrada de luz natural y reducir el uso de luces artificiales.
Todo esto, que parece técnico o complejo, se puede incorporar sin problema durante una reforma si se planifica bien desde el principio.
La energía más barata es la que no se gasta
Una casa bien aislada no necesita tener la calefacción encendida todo el día en invierno ni el aire acondicionado funcionando a tope en verano. Eso se traduce en menos gasto, menos emisiones y más confort. Porque ahorrar energía no es solo cuestión de dinero, también es cuestión de calidad de vida.
He reformado pisos de los años 70 que, tras hacerles una envolvente térmica decente y cambiar carpinterías, han pasado de ser fríos y oscuros a casas acogedoras, con luz natural y temperaturas estables. Y la gente lo nota desde el primer mes en la factura.
¿Y los paneles solares?
Otro punto clave: si vas a hacer una reforma integral, es el momento perfecto para instalar o dejar preparada la instalación de placas solares. No solo en el tejado de una casa unifamiliar. En pisos también se puede aprovechar la reforma para dejar la instalación lista si tu comunidad se plantea una solución compartida a medio plazo.
Nosotros ya estamos haciendo muchas reformas donde, además del cambio estético, dejamos preinstalado el sistema eléctrico y de anclajes para que los paneles se puedan montar sin volver a romper nada.
Lo importante: que todo encaje
Una reforma eficiente no se hace sumando cosas por separado. Hay que pensarla como un todo. No sirve de nada poner ventanas nuevas si luego hay puentes térmicos por el falso techo, o si el sistema de climatización está mal dimensionado. Por eso, desde nuestro equipo siempre proponemos soluciones integradas: arquitectura, electricidad, climatización y energías renovables trabajando juntas.
No es cuestión de gastar más. Es cuestión de gastar bien.
No lo olvides: el momento de la reforma es ahora
Si estás pensando en reformar tu casa, no dejes pasar la oportunidad de hacerla más eficiente. Puede que no vayas a volver a levantar el suelo o las paredes en muchos años. Piensa en el futuro, en tus facturas, en el confort de tu familia. Y si te rodeas de profesionales que sepan lo que hacen —no solo poner azulejos bonitos, sino también entender cómo se comporta una vivienda—, notarás la diferencia desde el primer día.
Como decimos en obra: “las cosas bien hechas, duran el doble y consumen la mitad”.